En un tiempo especial, un día especial, la maravillosa lluvia bajo a ver Córdoba, limpio el puente , el río y…
…la calle de la Mezquita y removió mis pensamientos que vagaban por la solitaria calle, pensé ser muy afortunada por estar allí en que por el milagro de la hora había dejado la calle sola para que pudiera hacer esta fotografía, esa calle que está siempre llena de gente era solo mía !!!…
…dentro del patio de la Mezquita, la lluvia había limpiado los naranjos , la fuente del molinillo como la llamo, la torre recién bañada despertaba a la mañana, la contemplaba sentada en un sitio donde dibujé un corazón, para dejar constancia que un día estuvo allí y por un hechizo de la Mezquita se quedo prisionero.
Los tímidos rayos del sol aún húmedos por la lluvia del día anterior entraban tímidos por el Mihrab.
Aquellos rayos de sol corrieron a las calles estrechitas solitarias, a los balcones manchados de agua para despertar a las flores, llegaron al Palacio de Viana y empezaron a desperezarse los geranios, los lirios y la bugambilla, las fuentes estaban renovadas y los patios frescos y en el aire se sentía que todo estaba a punto de renacer, con esa fuerza y pasión impulsiva que solo Córdoba sabe tener, si… todo estaba a punto de nacer, mi corazón contento lo cantaba.
Abrir y sus lluvias tienen estas cosas , como dice aquel poema crecido viene el río … como mi corazón .
Poemas !!! a la lluvia de abril , como este de Antonio Machado…
EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
Zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiqueteo.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
Antonio Machado